Viajes de mi Madre Zelma
He sido muy afortunado en mi vida de poder viajar mucho. Es una cosa que siempre he querido hacer desde que era muy joven. Supongo que lo he adquirido de mi madre a quien siempre le gustaba conocer un lugar nuevo. Ella llegó a conocer más de 45 países en su vida.
Su nombre era Zelma y nació en 1916 en una granja lechera en Dexter, Michigan. Ella empezó sus viajes a una edad joven con sus padres a muchas partes del oeste de EE UU. A ellos, les gustaba visitar los parques nacionales con sus bellezas naturales. Durante la Segunda Guerra Mundial mi madre empezó sus propios viajes. Visitó a California donde ella trabajaba en una fábrica que construía aviones bombardeos para el ejército. Su trabajo era remachar inodoros en los aviones.
Rosie la remachadora
También visitaba a un rancho de huéspedes en Wyoming donde ella montaba caballos para divertirse, una cosa que siempre le gustaba mucho. Después ella fue a Florida donde trabajaba como cosmetóloga y allá, al fines de febrero de 1945, se conocieron con mi padre. Ellos se casaron allá y después de la guerra se mudaron al sur de California donde ellos formaron su familia de tres hijos.
Como familia íbamos a muchos viajes en carro por lugares de interés, incluido el regreso a Michigan cada dos años para visitar a la familia de mi madre.
Mas tarde mi hermano obtuvo trabajo como azafato con United Airlines. En esos días, las familias de los empleados de las aerolíneas podían volar casi gratis, si hubiera asientos disponibles en el avión. Es con ese privilegio cuando mis padres empezaron sus viajes en serio. Fueron por todo Europa, Sudáfrica, El Lejano Este y muchas partes de América Latina. De hecho, una vez cuando me jacté a mi madre que yo iba a ir con una amiga a las remotas cataratas de Iguazú, ella me contestó que ella “había ido allá hace 20 años con tu padre”.
Mi madre era muy religiosa y tenía un interés especial en los misioneros cristianos que trabajan en el Oriente. Después de que mi padre se murió ella solía ofrecer una parte de su casa a esos misionarios cuando regresaron por una temperada a EE. UU., y por lo tanto hacia amistades con ellos. Y, por su puesto, con sus inclinaciones, ella absolutamente tenía que devolver las visitas. Es por eso que en su novena década ella volaba sola por varios viajes a Japón, China e India.
No creo que nunca vaya a igualar su récord de haber visitado tantos países.
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