Una Aventura en Hawaii
Mi amigo Dannie Jaich se graduó el año anterior y
había ido a la ciudad de Honolulu en busca de empleo como maestro. Por alguna
razón él no tuvo éxito en eso y él acabó siendo taxista. Dannie me invitó a
unirme a él y me prometió guiarme en el proceso en cualificación de ser también
taxista. Entonces, con mi vuelo de ida pagado, y $50 en mi cartera, volé
allá.
Dannie vivía en una casa alquilada deteriorada en el
centro de Honolulu en la calle Liliuokalani, no muy lejos de la famosa playa
Waikiki. Oahu entonces era exactamente como Ud. tal vez imaginaría; colorido, caluroso,
húmedo y cubierto de palmeras y plantas tropicales. Había un mixto exótico de
grupos étnicos; hombres de negocios descendidos de trabajadores japoneses
contratados, “Guerreros Primos” polinesios (apodados por la cerveza local),
soldados americanos de permiso de la guerra en Vietnam, secretarias
continentales de color blanco lirio que buscaban romance, “Portugees” de raza
mixta, guapos instructores de surf “hawaiano” y algunos jóvenes universitarios
buscando aventuras.
Dannie pronto me puso a estudiar un mapa de la ciudad
de Honolulu, porque para obtener una licencia de taxista había que pasar un
examen basado en su conocimiento de las calles, reglas y regulaciones
pertinentes. Una parte del examen que recuerdo ahora es que le dieron
verbalmente una situación hipotética en la que Ud. encontraría una persona
enferma en un sitio especifico y tenía que decirle al oficial como la llevaría
a un hospital por la ruta más expediente.
Playa Waikiki y Diamond Head
Nuestros vehículos fueron alquilados de un tipo que
nos cobraba $15 por día. Trabajamos desde el hotel Ilakai que estaba ubicado al
último punto al noroeste del área turística de Honolulu. Teníamos que esperar
en un aparcamiento externo hasta que se necesitó otro vehículo para llenar un
espacio en los 3 o 4 taxis que esperaban directamente fuera del hotel. Un viaje
bueno para nosotros, cuando podíamos ganar unos dólares, era un patrón que
quería ir al aeropuerto, pero demasiado a menudo, después de esperar horas,
conseguíamos un cliente que solo quería ir al Market Place en Waikiki, una
tarifa de dos dolores. Como el verano era la temporada baja del turismo, muchos
días teníamos que trabajar ocho horas para hacernos bastante fondos para pagar del
uso del coche. Después tendríamos que conseguir el dinero para comprar gasolina
y si, comida. En muchos modos, este fue uno de los trabajos más duros que he
hecho.
Como mencioné anteriormente, muchas de las calles
tenían nombres hawaianos y era difícil de distinguir entre ellas. Yo muy a
menudo tenía problemas en encontrar las destinaciones pedidas por mis
pasajeros. Un recuerdo que todavía me molesta es cuando recogí a un hombre de
negocio del hotel Ilakai que obviamente tenía mucha prisa. Él me dijo que tenía
una cita en pocos minutos en un hotel que yo solo conocía de nombre, no la
ubicación exacta, pero yo tenía confianza de que lo podría encontrar. Después
de dar vueltas por demasiado tiempo, con el pasajero en la silla trasera más
agitado cada minuto, finalmente lo llevé a donde encontré estacionado otro taxi
y le admití que no podía encontrar su hotel. La expresión en su cara todavía me
persigue.
Una noche que recuerdo bien fue cuando el dueño de los
vehículos nos llevó a Dannie y a mí, así como algunos otros de sus choferes, por
tragos y un desayuno de madrugada en Waikiki (mis primeras Huevos Benedictos).
Nos pusimos muy borrachos y el dueño acabó en corriendo su auto a 120 millas
por hora (mientras escribo esto, 120 MPH me parece imposible, pero así es como
lo recuerdo) por la vía principal del turismo con un auto lleno de pasajeros
que rápidamente se estaban recuperando a la sobriedad.
Algunas veces yo tenía mucha hambre. Me acuerdo de una
vez en un restaurante de bufete todo-lo-que-puede-comer cuando me llené mi
bolsillo con huevos revueltos para consumir más tarde. Eso no tiene sentido
ahora, porque seguramente había otras comidas más portables, pero eso es lo que
hice. Y, también, me acuerdo de haberlos comido más tarde.
Dannie, quien era más atrevido que la mayoría,
proponía un tour personalizado de la isla de Oahu a muchos de sus pasajeros. Por
una tarifa fija, él los llevaba al Northshore y de regreso, mostrándoles todos
los sitios turísticos y nombrando la flora y la fauna que encontraban.
Surfistas-North Shore, Oahu, Hawaii
Por supuesto Dannie no sabía esos nombres verdaderos
más que yo, pero él simplemente inventaba nombres como “Árbol de Monos” o “Aves
de la Isla Azul”. Él me animó a ofrecer excursiones similares a mis pasajeros
también, pero dudé en hacerlo, porque no solo no sabía los nombres de las
flores, sino que tampoco conocía las localidades turísticas.
De todos modos, yo sí lo propuse a una pareja y cuando
ellos no lo aceptaron en seguida, yo me sentí liberado. Ellos dijeron, sin
embargo, que lo pensaría por un rato y me pidieron un número de teléfono donde
me podrían encontrar (acuérdense que 1969 fue mucho antes de los teléfonos
celulares). Para mi consternación, unos días después me llamaron para aceptar.
No me acuerdo mucho del viaje, sino lo incomodo que yo estaba. Fingí toda la
excursión y sé que llegamos al lado norte de Oahu y quizás vimos algunos sitios
turísticos y tal vez nombré unos pájaros y árboles. Nada de ese viaje es claro
ahora, pero sé que me dieron la tarifa y una propina y creo que parecían
satisfechos. No me atreví a hacerlo otra vez.
Otros recuerdos que perduran son:
-Esto fue el año en que Neil Armstrong fue la primera
persona en caminar en la luna. Fue un evento grande en Hawaii, como la capsula
de vuelta fue recogido en las aguas justo frente a la playa. Los astronautas
triunfantes llegaron a Honolulu para ser saludados por una multitud
entusiasmada. Yo no los vi personalmente, sino vi el aterrizaje en un televisor
en blanco y negro parpadeante en el dormitorio de Carlyn Hanson, una estudiante
de la Universidad de Hawaii con la que estaba saliendo en ese momento.
-George Peña era un amigo mío y de Dannie de la
escuela secundaria. Él había firmado un contrato con la organización de
béisbol, Los Angeles Àngels y estaba con su equipo triple A, basado, creo, en Palm Springs, California.
Su equipo vino a jugar contra la franquicia Hawaiana y nosotros por supuesto
fuimos a verlo. No recuerdo mucho del juego con la excepción de mi introducción
a saimen, que me gustaba mucho. Esta es una comida típica de los partidos de
béisbol en Hawaii y es similar a los fideos ramen.
-Recuerdo que deje a un cliente de mi taxi en una casa
donde tenían prendido el televisor que estaba emitiendo el partido entre los
Todos Estrellas de Football Colegios de ese año y Los Jets de Nuevo York,
campeones del Super Bowl de 1969. Solo vi un momento del juego, pero Joe Namath
y los profesionales ganaron 26-24.
-También recuerdo cortar el pelo de Sam Rosseli, la
primera y última vez que he hecho tal cosa. Sam era otro amigo del colegio que
había venido a las islas para ser taxista ese verano. Sam era un tipo tranquilo
quien había salido con la modelo Cheryl Tiggs antes de que ella llegara a ser
famosa.
-Me acuerdo de que los pasajeros negros siempre eran los
más conscientes para dar propinas.
-Los lugareños, taxistas profesionales viviendo allí
todo el año, nos resentían a nosotros “haoles”
quienes vinieron del continente en busca de las pocas tarifas que existían.
-Empecé el libro Catch 22 que solo terminé 40
años más tarde.
-Y, me acuerdo de pensar como el agua del mar era como
un baño tibio.
Entonces, después de un verano lleno, exhausto, con un
boleto de avión para el regreso, con $15 en mi bolsillo y con todas mis deudas
pagadas (con la excepción de una multa de tráfico por manejar por Waikiki Beach
en el atardecer sin los faros del automóvil prendidos, que yo no creía que
mereciera) regresé a casa.
Fue una aventura excelente.
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